A TRAVÉS DEL ESPEJO Y LO QUE ALICIA ENCONTRÓ AL OTRO LADO
Segunda Parte de Alicia en el País de las Maravillas
(Fragmento)
¿Y era aquello verdaderamente... y estaba ahí, de verdad,
una oveja sentada al otro lado del mostrador? Por más que se frotara
los ojos esa era la única explicación que podía dar a lo que estaba
viendo: estaba en el interior de una pequeña tienda, bastante oscura,
apoyando los codos sobre el mostrador y contemplando enfrente suyo a una
vieja oveja sentada en una butaca, tejiendo y levantando la vista de
vez en cuando para mirarla a través de un par de grandes anteojos.
-¡Qué es lo que quieres comprar? -le preguntó al fin la oveja, levantando la vista de su labor.
-¡Qué es lo que quieres comprar? -le preguntó al fin la oveja, levantando la vista de su labor.
-Aún no estoy del
todo segura -le contestó Alicia muy cortésmente. -Si me lo permite
querría mirar antes todo alrededor mío para ver lo que hay.
-Puedes mirar enfrente tuyo, y también a ambos lados, si gustas -replicó la oveja, -pero no podrás mirar todo alrededor tuyo... a no ser que tengas un par de ojos en la nuca.
Y en efecto, como ocurría que Alicia no tenia ninguno por ahí, tuvo que contentarse con dar unas vueltas, mirando lo que había en los anaqueles a medida que se acercaba a ellos.
La tienda parecía estar repleta de toda clase de curiosidades... pero lo más raro de todo es que cuando intentaba examinar detenidamente lo que había en algún estante para ver de qué se trataba, resultaba que estaba siempre vacío a pesar de que los que estaban a su alrededor parecían estar atestados y desbordando de objetos.
-¡Las cosas flotan aquí de un modo!... -se quejo al fin, después de haber intentado en vano perseguir durante un minuto a un objeto brillante y grande que parecía unas veces una muñeca y otras un costurero, pero que en todo caso tenía la virtud de estar siempre en un estante más arriba del que estaba examinando. -Y esta es desde luego la que peor de todas se porta..., pero, ¡vas a ver! -añadió al ocurrírsele súbitamente una idea: -Voy a seguirla con la mirada hasta que llegue al último estante y luego, ¡vaya sorpresa que se va a llevar cuando tenga que pasar a través del techo!
Pero incluso esta estratagema le falló: la «cosa» pasó tranquilamente a través del techo, como si estuviera muy habituada a hacerlo.
-¿Eres una niña o una peonza? -dijo la oveja mientras se armaba con otro par de agujas. -Vas a marearme si sigues dando tantas vueltas por ahí. -Pero ya antes de terminar de hablar estaba tejiendo con catorce pares de agujas a la vez y Alicia no pudo controlar su curiosidad y su asombro.
-Puedes mirar enfrente tuyo, y también a ambos lados, si gustas -replicó la oveja, -pero no podrás mirar todo alrededor tuyo... a no ser que tengas un par de ojos en la nuca.
Y en efecto, como ocurría que Alicia no tenia ninguno por ahí, tuvo que contentarse con dar unas vueltas, mirando lo que había en los anaqueles a medida que se acercaba a ellos.
La tienda parecía estar repleta de toda clase de curiosidades... pero lo más raro de todo es que cuando intentaba examinar detenidamente lo que había en algún estante para ver de qué se trataba, resultaba que estaba siempre vacío a pesar de que los que estaban a su alrededor parecían estar atestados y desbordando de objetos.
-¡Las cosas flotan aquí de un modo!... -se quejo al fin, después de haber intentado en vano perseguir durante un minuto a un objeto brillante y grande que parecía unas veces una muñeca y otras un costurero, pero que en todo caso tenía la virtud de estar siempre en un estante más arriba del que estaba examinando. -Y esta es desde luego la que peor de todas se porta..., pero, ¡vas a ver! -añadió al ocurrírsele súbitamente una idea: -Voy a seguirla con la mirada hasta que llegue al último estante y luego, ¡vaya sorpresa que se va a llevar cuando tenga que pasar a través del techo!
Pero incluso esta estratagema le falló: la «cosa» pasó tranquilamente a través del techo, como si estuviera muy habituada a hacerlo.
-¿Eres una niña o una peonza? -dijo la oveja mientras se armaba con otro par de agujas. -Vas a marearme si sigues dando tantas vueltas por ahí. -Pero ya antes de terminar de hablar estaba tejiendo con catorce pares de agujas a la vez y Alicia no pudo controlar su curiosidad y su asombro.
Lewis Carroll, nació el 27 de enero de 1832 en
Daresbury, Cheshire (Inglaterra). Hijo de un pastor protestante, fue el
mayor de 11 hijos: cuatro varones y siete niñas, todos ellos
tartamudos. Cursó estudios en la Universidad de Oxford donde obtuvo el
grado de bachiller y se recibió de preceptor. Fue ordenado diácono de la
Iglesia Anglicana y enseñó Matemáticas, de 1855 a 1881. Escribió diversos libros sobre la materia y el más interesante de ellos
se titula: Euclides y sus modernos rivales. Desde los 13 años y junto a
sus hermanos, se dedica a la publicación de pequeñas revistas literarias
que él mismo redacta y en ocasiones también ilustra, para el uso de los
invitados del presbítero de Croft (Yorkshire) donde ejerce su padre, con poemas y canciones que él
compone, una seccion de "cartas al director" y breves parodias de
novelas contemporáneas. A partir de 1855 escribe, ya bajo el nombre de
Lewis Carroll, poemas para el The Train. Publica una colección de
poesías con el título de Phantasmagoria and Other Poems en 1869, y otro
poema largo,The Hunting of the Snark ( La Caza del Snark ) en 1876. Con
su verdadero nombre, Dodgson, publica numerosas obras de matemáticas y
un tratado de lógica del que solamente llegará a publicar la primera
parte en 1896. En 1865 publicó una de sus obras más conocidas: Alicia en
el país de las maravillas. Después escribiría, La caza del Snark
(1876), y una novela, Silvia y Bruno (1889-1893). Le encantaban los
niños, para los que escribió miles de cartas, que a su muerte fueron
recopiladas con el título de Cartas de Lewis Carroll (1979). Falleció el 14 de enero de 1898 en Guilford (Surrey).
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