CADA DÍA, CADA NOCHE
Cada día
me levanto sin nombre,
y en la nuca
una sombra
tenaz, ajena, a filo,
me acusa desde siempre;
y la culpa
total, indescifrable,
entera, me usurpa,
no sé quién soy, me oculto, huyo,
y me pierdo extranjera.
Hasta sentir,
cada noche,
una luz
fiel, entrañable, mansa,
que vuelca desde siempre
río, libélulas, sol, trébol
en mi cabeza más lejana,
y le apoya
alguna, aquella mano;
y cuando empiezo a recordarme,
un ruido sucio, espeso,
de sombra,
se interpone en la nuca
y despierto
sin nombre.
me levanto sin nombre,
y en la nuca
una sombra
tenaz, ajena, a filo,
me acusa desde siempre;
y la culpa
total, indescifrable,
entera, me usurpa,
no sé quién soy, me oculto, huyo,
y me pierdo extranjera.
Hasta sentir,
cada noche,
una luz
fiel, entrañable, mansa,
que vuelca desde siempre
río, libélulas, sol, trébol
en mi cabeza más lejana,
y le apoya
alguna, aquella mano;
y cuando empiezo a recordarme,
un ruido sucio, espeso,
de sombra,
se interpone en la nuca
y despierto
sin nombre.
Amelia Biagioni, nació en 1916. Profesora en Letras (1936). Ejerció la docencia en
diversas instituciones medias. A instancias de José Pedroni se dio a
conocer con Sonata de soledad en 1954. Por esta obra recibió la
Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores (SADE). Sus
siguientes trabajos poéticos fueron La llave (Segundo Premio Municipal, 1958) y El humo (1967). Por Las cacerías (1976) obtuvo el Tercer Premio Nacional en 1979. El carácter metafísico de su producción se acentuó con Estaciones de Van Gogh (1984, Segundo Premio Nacional en 1987) y Región de fugas
(1995). Recibió los Premios Esteban Echeverría (1985), José Manuel
Estrada (1993) y Alfonsina Storni (1999). Durante toda su vida
permaneció alejada de los círculos literarios. Falleció en 2000.